Se usa para hablar con cariño de alguien que tiene mucha gracia natural, que cae bien sin esforzarse y tiene un puntito pícaro. Es como decir que la persona es simpática, graciosa y con un encanto especial que engancha. A veces también se usa medio en broma cuando alguien la lía pero te hace reír igual, y hay que admitir que tiene su encanto.

"El Ernesto es más salao que las olivas de mi tía Conradina, se tropieza entrando al bar, tira las cañas y encima nos hace llorar de risa a todos los del pueblo"

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