Diminutivo con cariño y un toque de recocha para hablar de un hijo o un embarazo, sobre todo cuando fue sorpresa por una noche de pasión sin mucha planeación. Viene de la idea de que alguien anduvo sembrando y ahora toca cosechar. Suena chistoso, pero úsalo con confianza solo si hay buena vibra.
"Uy, parce, me salió una siembrita con la pelada del barrio. Me tocó ponerme juicioso, porque ya no puedo vivir de rumba y empanada."