Se dice cuando alguien se engancha perfecto con el ritmo y el clima del lugar, como si estuviera calibrado con la música y la gente. Nació con sabor a tango y milonga, pero también vale para una fiesta cualquiera cuando te ves suelto, canchero y en la misma que el resto. Si no te sincronizás, se nota.
"En la milonga de San Telmo, el pibe entró tímido y a los dos temas ya estaba sincronizado en la milonga, girando con la mina como si lo hubiera criado el bandoneón."