Expresión muy manchega que se usa cuando alguien ha sido engañado o estafado de forma bastante tonta, casi por pardillo. Es como cuando te venden humo, pero con más mala leche y cachondeo. Se dice mucho entre colegas para vacilar al que ha picado, aunque por dentro dé un poco de rabia. Y hay que admitir que suena bastante graciosa.
"¿Que has pagado 300 pavos por ese móvil reventao del mercadillo? Madre mía, primo, te han dado una graná y encima vas tan contento por la calle enseñándolo."