Se usa cuando alguien decide irse a dormir temprano, como si se subiera a un tren directo al mundo de los sueños. Es una forma tierna y medio pícara de avisar que ya no da más y se va a la cama. Suena suave, pero en el fondo es la rendición total del cuerpo y la mente, y hay que admitir que tiene su encanto.

"Oye compadre, la fiesta está buena y el asado quedó filete, pero estoy hecho bolsa, así que me voy a tomar el trencito antes de que me quede dormido en la silla."

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