Expresión bien correntina para describir ese bajón raro que agarra cuando en una juntada no suena ni un chamamé. Es como si a la fiesta le faltara el alma, el acordeón y el sapucay. No es solo silencio, es sentir que algo clave no está, y la noche queda medio triste. Y hay que admitir que el nombrecito tiene mucha onda.
"Che, este asado está rico, pero sin acordeón ni sapucay tengo un vacío de chamamé que ni la tercera vuelta de vino me lo llena."