Se usa en Chihuahua para decir que alguien anda bien alzado, creído o subido en su ladrillo, como si fuera la última Coca del desierto. Es esa banda que de repente se siente famosa, importante o intocable nomás por un logro medio X. No siempre es maldad, pero sí da risa cómo se les sube el humo a la cabeza.
"Desde que le aplaudieron en el karaoke, el vato anda bien encarecido, ya se cree el Luis Miguel de Chihuahua y ni afina el condenado."