Se usa para decir que alguien está re bajoneado, hecho polvo mal, como si la vida le hubiera pasado por encima y lo hubiera dejado chiquitito. Es ese estado en el que andás arrastrando las patas, sin ganas de nada y con la autoestima por el piso. Y sí, suena gracioso, pero cuando te toca a vos no tiene tanta gracia.
"Desde que lo dejó la novia, el flaco anda hecho ombligo, ni para el asado del domingo cayó y eso que siempre venía a morfar como campeón."