Dicho muy coahuilense para hablar de cuando alguien ya se empieza a sentir ruco para la desvelada y la pisteada. Es ese momento en que cambias el antro por la sala, el tequilazo por el cafecito y la peda por la cobijita. Suena simpático, pero también pega tantito en el orgullo, la neta.
"Desde que José anda arrugando la matraca, ya no aguanta ni una noche de carnita asada con cheves y cumbias con los cuates, a las once ya anda pidiendo su cobija."