Interjección muy de Querétaro para soltar sorpresa, susto o asombro sin decir una grosería tal cual. Es como un ¡ay, no manches! pero más inocente y con sabor local. La sueltas cuando algo te agarra en curva, te deja con cara de ¿qué acaba de pasar? y quieres reaccionar sin pasarte de lanza.
"Me dijeron que la carne asada era en una casa enorme con alberca y hasta DJ, y yo nomás solté: ¡Ay, ajos!, ¿a poco sí?"