Dicho bien norteño para cuando alguien anda bien apagado, lento o en modo borrega y tú le metes un susto, un empujoncito o una sacudida para que reaccione. Vamos, como bajarle un rayo para que despierte y se ponga las pilas. Suena exagerado, pero justo de eso va la gracia.
"El vato nomás estaba tirado en el sillón viendo el techo y le dije: ya, bájale un rayo a la borrega y vámonos al malecón por unas cheves."