En Atacama y el norte de Chile se usa como forma cariñosa para llamar a una niña o a una cabra chica, tipo "chiquilla" o "niñita". Suena bien de campo y bien norteño, con ese tono tierno de familia o de vecino. Ojo con decirlo a desconocidas, que puede sonar medio paternalista según el contexto.
"Ya po, cabritilla, apúrate que se nos va la micro y después tu mamá me reta. Pasamos al mercado y te compro un juguito, ¿te tinca?"