En Mérida se usa para hablar de alguien demasiado buena nota, súper pana y con una vibra tan chévere que provoca tenerlo siempre cerca. Es como decir que esa persona es un nivel superior de chévere, casi héroe nacional de la buena onda. Y la verdad es que cuando alguien es así provoca adoptarlo de pana oficial.
"Vale, ese Juan sí es un chéverón, anoche me dejó tirado el taxi y el pana me subió en moto, me dio posada y hasta arepitas con queso ahumado en la mañana."