En Bolívar le dicen así a la persona que no para de hablar y vive echando cuento, exagerando o inventando. Como una chimenea, pero de pura labia: suelta humo todo el día y al final no dice nada concreto. Se usa medio en burla, medio en advertencia, y la verdad es que pinta perfecto al hablador profesional.
"No le pares mucha bola a Roberto, pana, ese es tremendo chimeneón: te arma una novela en cinco minutos y al final era puro cuento."