En Ecuador, chuchaqui es la resaca de toda la vida, pero dicha con dramatismo y cariño a la vez. Es ese día después de la farra en el que te levantas seco, con la cabeza a mil y el estómago haciendo huelga. Se usa mucho entre panas, y sí, suena gracioso aunque estés muriendo.
"Ñaño, hoy no cuenten conmigo: amanecí chuchaqui, con la boca como desierto y la cabeza dando vueltas peor que bus en la Marín."
En Ecuador, chuchaqui es la resaca de toda la vida: ese bajón después de pegarte la farra, con dolor de cabeza, sed, estómago revuelto y cero ganas de existir. Suele venir con la promesa dramática de no volver a tomar jamás, promesa que dura lo que tarda alguien en decir: ¿unas bielas o qué?
"No me hablen duro, ñaño, que ando chuchaqui full por la farra de anoche y hasta el encebollado me está mirando feo."