Se dice de alguien que se la pasa tomando alcohol sin freno, como si tuviera sed eterna. Es bien del Litoral y el norte argentino, y usa al tero como comparación por lo insistente y pesado que puede ser. Vamos, que el tipo no “toma”, se empina todo lo que encuentra y sigue.
"En el casamiento, el Tito chupó como un tero: cayó a la barra a las diez y a la una ya estaba pidiendo fernet “doble” como si nada."