Verbo usado para hablar de cuando alguien se pone en modo conquista intensa, pero toda llena de detalles empalagosos, halagos melosos y gestos bien cursis. Es como echarle azúcar a lo que ya era dulce, a veces tierno y a veces tan exagerado que da risa. Ideal para describir al que se pasa de romántico sin vergüenza alguna.
"Parce, vea a Diego todo tragado cursiando a la vecina con peluches gigantes, carteles con corazones y hasta mariachis a las seis de la mañana, ese man sí se pasó de cursi."
Verbo para decir que alguien se puso cursi a lo bestia: demasiado romántico, empalagoso o tierno, de esos que hablan con miel y hacen detallitos exagerados. Se usa medio en burla, medio con cariño, cuando ya se pasaron de intensos con la rosa, la cartita y el drama. A veces da ternura, pero también pena ajena.
"No manches, Juan se puso a cursiar y cayó con mariachi y ramo gigante en la plaza. La morra feliz y nosotros atrás, muriéndonos de pena ajena."