Se usa para hablar de salir de fiesta con tanta alegría y desparrame que vas de bar en bar como si fueras un aspersor humano, regando cada esquina con copas, risas y anécdotas. Es la típica noche andaluza que empieza tranquila y acaba siendo un festival. Y oye, cuando sale bien, es gloria bendita.
"Quedamos para tomar una caña tranquila y al final dimos la vuelta en riego, terminamos cantando por sevillanas con el dueño del bar y cerrando el garito a palmadas."