En Buenos Aires se usa para decir que alguien critica fuerte, reta sin piedad o te baja línea sin filtro. No es literal, nadie te está pegando, pero duele igual cuando te están dando palos por mandarte una cagada. Es como recibir una lluvia de reproches, y a veces con razón, aunque dé bronca admitirlo.

"Llegué tarde al laburo tres días seguidos y el jefe me empezó a dar palos delante de todos, alta vergüenza, me quería meter abajo del escritorio y no salir más."

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