Se dice para meterle ánimo a alguien y que se ponga las pilas sin miedo: que le eche ganas, fuerza y actitud, aunque la cosa esté cuesta arriba. Es como un empujón verbal de pana, bien venezolano, tipo: deja la quejadera y arranca. Suena retador, pero casi siempre va con buena vibra.
"¿Vas a cruzar la isla en bici con ese solazo? Dale pues, ¡échale bola!, que después te tomas una Polar bien fría."