Se dice cuando quedas para ir de bar en bar a base de pinchos, uno aquí, otro allá, y de paso caerá una caña o un vino. Es el plan perfecto para socializar sin sentarte a cenar como una persona formal. En el casco viejo se convierte en deporte y, ojo, engancha más que una serie mala.
"A las ocho quedamos y echamos el pincho por el casco viejo, que con dos zuritos y cuatro pinchos acabamos cenados sin darnos cuenta."