Se dice cuando alguien agarra algo sencillo y lo vuelve un peo por gusto, metiéndole drama, vueltas o detalles que nadie pidió. Es como complicar la vida innecesariamente, en plan: ya estaba resuelto y tú vienes a enredarlo. Muy de pana para señalar al que siempre quiere ponerse intenso.
"Chamo, era solo mandar el correo y ya, pero Luis se puso exquisito con el asunto, pidió tres reuniones y le echó limón a la vaina."