En Norte de Santander se usa para hablar de la siesta sabrosa que uno se pega después del almuerzo, cuando el corrientazo o el sancocho lo dejan a uno medio muerto del sueño. Es como desconectarse un ratico para recargar pilas y seguir en el corre corre del día. La verdad, esa tanda muchas veces sabe mejor que el postre.
"Parce, después de ese corrientazo con sancocho y aguapanela, me voy a echar la tanda un ratico pa' no quedarme dormido en la oficina."
En Bogotá se usa para decir que alguien se relaja demasiado, se hace el loco o se desentiende de lo que toca hacer. Es como mandar todo al carajo por un rato y aplazar las responsabilidades para después. A veces es puro autocuidado, otras es vagancia nivel leyenda, pero siempre con mucha pereza de fondo.
"Tenía que madrugar a hacer la vuelta en la universidad, pero me eché la tanda, pedí domicilio y me quedé maratoneando novelas turcas hasta la madrugada."