Se dice cuando te aburrís mal, al punto de no saber qué hacer con tu vida. Es ese embole de domingo eterno, sin plan, con lluvia y todo cerrado, que te deja mirando el techo y scrolleando sin ganas. También vale para cuando algo o alguien te aburre muchísimo. Y sí, es una palabra que suena a lo que se siente.
"Estoy tan embolado que me puse a mirar un vivo de un loco arreglando una licuadora y encima me quedé hasta el final, bo."