Se dice de alguien que se queda quieto, esperando a ver qué pasa, sin mover un dedo ni tomar la iniciativa. Vamos, que está en modo espectador mientras la vida le pasa por delante. También vale para quien va improvisando y reaccionando tarde, como si todo se fuera a arreglar solo. Y así, claro, luego vienen los sustos.
"En la mudanza todos cargando cajas y el Dani en la puerta, a verlas venir, diciendo que él estaba supervisando. Supervisando mis narices, al final le tocó subir el sofá a pulso."