Se usa para decir que estás hecho polvo después de darle duro a algo físico, como si fueras un limón que ya exprimieron a lo bestia. No te queda ni una gota de energía, solo ganas de tirarte en el sillón y no levantarte más. Es básicamente estar fusilado, pero con más onda y un toque bien gráfico.
"Volví del laburo en la cosecha y quedé como un limón, ni fuerzas tengo para calentar las sobras, me clavo unos mates y me desmayo en el sillón."