Se usa cuando algo es totalmente imprescindible, que no puede faltar bajo ningún concepto. Es como decir que es obligatorio pero con más cariño y cachondeo. Lo típico para hablar de la cervecita, la siesta o la reunión con los colegas. Y oye, suena tan manchego que casi huele a campo y a bar de pueblo.
"Hoy después de currar faltae la cañita fresca en el bar del Julián, que si no el día se queda cojo del tó"