En Perú, y bien oído en la sierra, se dice cuando alguien habla sin filtro, sin vergüenza y contando las cosas tal cual, como si estuviera desnudo. Es soltar la verdad cruda, ventilar secretos o pasarse de sincero, a veces por confianza y a veces por los tragos. Suena gracioso, pero puede meter en problemas.
"En la reunión familiar, el tío se mandó dos chelas y empezó a hablar calato: contó quién se robó el pavo y hasta sacó los trapitos del barrio."