Expresión aragonesa para decir que alguien ha fallecido sin soltarlo tan a lo bruto. Es un eufemismo, como cuando se dice que alguien se ha ido al jardín de los callaos o que está criando malvas. Suena más suave, casi cariñoso, y sirve para quitarle un poco de hierro al tema de la muerte, que siempre impone respeto.
"Cuando el abuelo dijo que iba a podar las rosas del cielo, mi madre se me quedó mirando y supe que se había ido a la Torrera para siempre, el muy cabezón."