Forma épica y medio sarcástica de referirse al camión o autobús urbano cuando viene hasta el gorro de gente y subirte es casi deporte extremo. Se usa cuando el viaje se siente como prueba de resistencia, entre empujones, calor y cero espacio personal. Y la neta, aunque es un suplicio, el nombrecito sí tiene su gracia dramática.
"Güey, me subí a La Bestia en hora pico y acabé pegado a la puerta, sudando como si fuera metro Pantitlán en quincena."