Se dice de alguien que tiene el libro abierto y pone cara de aplicado, pero en realidad no está leyendo nada. Está más pendiente de lo que pasa alrededor que del texto, como el tero, que vive en modo alarma mirando para todos lados. Ideal para bardear con cariño al que se hace el estudioso y no caza una.
"Mirá a Juan, tiene el apunte abierto hace una hora y no pasó de la primera línea. Está leyendo como un tero, mirando quién entra y quién sale."