Se dice cuando por fin sacas un trabajo o un pendiente difícil sin que te reviente, aunque haya estado pesado o lleno de broncas. Es como decir que la libraste y cumpliste, ya sea en la chamba de verdad o en cualquier encargo. Suena bien de barrio y bien mexicano, y da un gustito decirlo.
"No manches, pensé que el jefe me iba a traer en friega, pero al final libré la chamba y vámonos por unos tacos al pastor para festejar."