Se usa cuando ya estás hasta el gorro de alguien y lo quieres mandar bien lejos, como decir mandar al diablo pero con sabor tabasqueño. Suena fuerte pero también medio chistoso, porque tiene ese toque picoso de la región. Ideal cuando alguien ya se pasó de lanza y te colmó la paciencia.
"Otra vez se fue la luz en plena final y el vecino todavía se burla, así que lo mandé a la tiznada y me fui a ver el partido a la cantina del Don Chuy."