Se dice cuando querés sacarte a alguien de encima con elegancia de mentira. Es como mandarlo bien lejos, a que se pierda en la línea del horizonte y, si se puede, que no vuelva más. Suena poético, pero el mensaje es clarito: andá a molestar a otro lado. Bastante pasivo agresivo, la verdad.
"El primo cayó sin avisar, se instaló en el sillón y no paraba de hablar. Le tiré un mandado al horizonte con mate en mano y ni se dio cuenta, seguía chamuyando."