Es una forma muy porteña de decir que comiste como un campeón, que te clavaste un banquete zarpado y quedaste a punto de reventar. Se usa cuando el morfi estuvo abundante y rico, de esos que después te dejan tirado mirando la tele y prometiendo que mañana arrancás la dieta, aunque todos sabemos que es mentira.
"Boludo, el domingo me mandé un festín en lo de la abuela con asado, pastas, postre y birra, terminé tirado en el sillón viendo el partido sin poder mover un dedo."