En Argentina, morfi es una forma bien de barrio de decir comida. Se usa cuando hablás del almuerzo o la cena con ganas, como si el plato fuera un planazo y no solo algo para llenar la panza. Suena cariñoso y medio cómplice, ideal para invitar a alguien o presumir lo que se cocina en casa.
"Che, ¿caés a casa? Mi vieja se mandó alto morfi, un guiso que te deja pipón y con ganas de repetir."