Estar como el cultrún de un machi
Se dice de alguien que está súper ocupado, como el tambor sagrado que no para en las ceremonias.
"Che, Juan anda más ocupado que el cultrún de un machi en la feria artesanal todo el finde."
Andar a la rabo
Se usa para hablar de alguien que vive pegado a otra persona, siguiéndola a todos lados y resultando cargoso. Puede ser porque es un chupamedias, porque depende de todo lo que hace el otro o porque no tiene vida propia. Es medio bardera, pero muy gráfica, y hay que admitir que tiene su gracia cuando la tirás en confianza.
"Che, el Nico siempre anda a la rabo del profe, parece perrito faldero, si el tipo va al baño él ya está ahí esperándolo en la puerta."
Andar pintado
Se dice cuando estás en un lugar y te tratan como si no existieras, tipo adorno. Hablás, opinás, te movés por ahí, pero nadie te registra y te dejan pagando. Es como ser parte del decorado, un cuadro colgado. Duele un toque, pero también sirve para bardear la situación con humor.
"Fui al asado de mi cuñado, tiré tres chistes y hasta llevé hielo, pero anduve pintado toda la noche, ni me registraron, che."
Carbonero
En Neuquén se le dice carbonero al que es puro cuento, exagera todo o directamente te chamulla sin pudor. Te tira historias gigantes, siempre “más grandes que la vida”, y encima las cuenta con una seguridad que casi te la creés. Ideal para el amigo que siempre la vivió, la vio y la ganó, pero nadie le compra.
"Mirá, no le creas al Tito, es un carbonero bárbaro. Ayer juraba que espantó a un puma con una cuchara y que después se fue tranqui a tomar mate como si nada."
Andar en la nube de pehuenes
Dicho neuquino para cuando alguien está colgado, distraído o soñando despierto, como con la cabeza en las nubes. Lo de los pehuenes le mete color local, porque son los árboles bien típicos de la zona. Se usa medio en chiste para decirle a alguien que baje a tierra y se enfoque un toque.
"Dale, dejá el mate y escuchá, que te hablé tres veces y ni bola. Estás andando en la nube de pehuenes, aterrizá un poco que se nos pasa el bondi."
Hacerse el torito
Se dice cuando alguien se agranda y se pone canchero o desafiante, como si fuera re bravo, pero en el fondo no tiene con qué o no sabe ni dónde está parado. Es el típico que se hace el picante para la tribuna y después, a la primera, arruga. Muy de bardear sin bancársela.
"Mirá al Facu haciéndose el torito con la profe y después no entrega un trabajo desde marzo. Se agranda al pedo y encima se hace el vivo."
Andar carreteando
Se dice cuando andás de acá para allá de joda, paseando y armando planes sobre la marcha con la banda. Puede ser salir a dar vueltas, caer a una juntada, meter un asado improvisado o clavarse unos mates mirando el lago. Es bien de andar sin horario y con ganas de seguirla siempre un ratito más.
"Ayer salimos a dar una vuelta y terminamos carreteando por la costanera, mate en mano, después asadito en lo de un amigo y remate en el lago como si nada."
Regular
En Neuquén y alrededores, decir que algo estuvo regular es soltar un “meh” patagónico: ni un desastre ni una maravilla, más bien tirando a flojito o a medias. También se usa con ironía cuando la cosa se descontrola y alguien lo minimiza para hacerse el canchero. Muy de charla de asado y sobremesa larga.
"¿Cómo estuvo el asado de anoche? Regular… se nos fue la mano con el fernet y terminamos cantando chacarera arriba de la mesa, con el vecino filmando todo."
Estar al ostrón
Se dice de alguien que está re tranqui, sin apuro ni drama, como tirado al sol y con la cabeza en modo vacaciones. Es estar despreocupado, disfrutando y dejando que el mundo se arregle solo. En Neuquén suena a plan simple: mate, música y cero estrés. Una envidia sana, la verdad.
"Todos corriendo por el parcial y el profe metiendo presión, y el Juancho estaba al ostrón, con el mate en mano, cumbia de fondo y ni se inmutaba."
morfi
En Argentina, morfi es una forma bien de barrio de decir comida. Se usa cuando hablás del almuerzo o la cena con ganas, como si el plato fuera un planazo y no solo algo para llenar la panza. Suena cariñoso y medio cómplice, ideal para invitar a alguien o presumir lo que se cocina en casa.
"Che, ¿caés a casa? Mi vieja se mandó alto morfi, un guiso que te deja pipón y con ganas de repetir."
¡Qué tremenda papu!
Expresión que se usa para decir que algo es impresionante, ya sea por su tamaño o por lo genial que es.
"¿Viste la camioneta nueva de Juan? ¡Amigo, qué tremenda papu se mandó!"
Saltar la visera
Se usa para decir que te hiciste la rata y no fuiste a la escuela o al laburo. Es como “me lo salteé” pero con tonito bien de barrio, de cuando te pinta desaparecer y hacerte el boludo. Lo de “visera” suena a clave local, medio vieja escuela, y queda perfecto para contar una escapada.
"Ayer salté la visera y me fui al río con los pibes a tomar unos mates, y después caí a casa como si nada, re pancho."
Abrir el mate
Se dice cuando alguien, en plena ronda de mate, se larga a contar sus dramas y te llena la cabeza con problemas como si fueran yuyos en la yerba. Es esa mezcla de cebar y desahogarse sin filtro, dejando el ambiente medio bajón. Tiene su gracia, pero si te lo hacen seguido, te seca más que mate lavado.
"Dale, che, no me abras el mate con tus quilombos, cebá otro y contame algo piola que ya me bajaste el ánimo."
¡Piedra libre!
Grito clásico del juego de las escondidas cuando encontrás a alguien y lo mandás al frente. En la calle se usa igual, para señalar que te pescaron justo en el acto o que te descubrieron una avivada. Es medio en joda, medio acusación, y queda perfecto para quemar a un amigo sin ponerse pesado.
"¡Piedra libre, Juan! Te vi guardarte las papas del asado en un tupper y hacerte el boludo como si nadie mirara."
Hielo en el bolsillo
Se le dice a alguien que es re tacaño, de esos que no largan un peso ni aunque se esté prendiendo fuego el rancho. La idea es que tiene la billetera congelada, como si el bolsillo fuera un freezer y la plata quedara pegada al hielo. Sirve para cargarlo con humor, pero pica.
"Che, no le pidas a Facu que ponga para la pizza, tiene hielo en el bolsillo y encima te cuenta las aceitunas una por una, qué personaje."
Dejarla picando
Se dice cuando alguien te deja servida una oportunidad clarísima para rematar con un chiste, una respuesta rápida o un comentario con maldad simpática. Viene del fútbol, como cuando la pelota queda picando en el área y solo falta empujarla. Ideal para descansos, chicanas y esas réplicas que salen solas.
"El loco tiró: “yo cocino re sano” mientras se bajaba una docena de empanadas y me la dejó picando. Le dije: Dale, nutricionista de kiosco, pasame otra."
Andar como guanaco
Se dice de alguien que va por la vida medio colgado, distraído y sin registrar mucho lo que pasa alrededor. Como si estuviera en la suya, mirando al horizonte y reaccionando tarde a todo. En Neuquén y la Patagonia suena bien campero, con esa imagen del guanaco ahí, tranqui, pero vos quedando como un despistado.
"Dale, loco, te hablé tres veces y seguís mirando para cualquier lado. Estás andando como guanaco, así no llegamos ni a la esquina."
Zumbando como un timbre
Se dice de alguien que está pasadísimo de revoluciones, hiperactivo y sin freno, como si tuviera un motorcito adentro. No para de hablar, moverse o hacer cosas a mil, y contagia esa ansiedad al resto. Suele usarse en tono de broma, medio cargándolo, cuando alguien está re manija por café, mate o nervios.
"El Lucho cayó al laburo zumbando como un timbre, meta hablar y caminar en círculos, y eso que eran las ocho. Se clavó dos mates amargos y quedó re manija, no lo paraba ni el jefe."
Hacer un pingüino
Se dice cuando alguien se escurre sin hacer ruido para zafar de una responsabilidad o desaparecer de un plan sin dar explicaciones. Es el típico que espera el momento justo, se hace el boludo y sale patinando como si nada, dejando el quilombo para el resto. Muy de vivo, muy de caradura, y sí, tiene su encanto.
"En el asado, cuando tocó lavar los platos, el Juan se hizo un pingüino y se borró al toque. Después cayó con una birra como si no hubiera pasado nada, alto cara dura."
Hacerle la segunda
Se dice cuando alguien te acompaña y te banca en una situación, te sigue la corriente o te ayuda a que algo salga bien. Puede ser desde ir con vos a un plan medio incómodo hasta cubrirte si metés una excusa. Es como tener un cómplice buena onda. Ojo, no siempre es turbio, a veces es puro aguante.
"Che, hoy caigo a cenar con mis suegros y me van a re fichar, ¿me hacés la segunda y venís? Así no quedo solo en el interrogatorio y zafamos con un postre."
Estar vileando
Se usa para decir que alguien está boludeando, vagueando o matando el tiempo cuando tendría que estar haciendo algo útil. Va con ese tono de reto cariñoso, tipo cuando ves a tu amigo tirado con el mate y el celu mientras el laburo se acumula. No es gravísimo, pero te deja en evidencia.
"Dale, loco, dejá de vilear con el celu y vení a darme una mano con la mudanza, que después nos tomamos unos mates tranqui."
Arrancar la balsa
Dicho bien neuquino para cuando toca ponerse en marcha de golpe, con ganas y a todo ritmo, sobre todo después de estar tirado, de feriado o medio fiaca. Es como decir: basta de anclar, ahora hay que darle arranque y remar. Suena a río, mate y lunes pesado, pero con actitud.
"Se terminó el finde largo, loco: mañana a las siete arrancamos la balsa y le metemos al laburo, que si no se nos viene el quilombo encima."
Pichicata
En Neuquén y alrededores se dice pichicata para hablar de algo medio pelo, trucho o de calidad dudosa. Puede ser una peli, un plan, una compra o cualquier cosa que prometía y terminó siendo un bajón. No es un insulto heavy, pero sí te deja claro que fue una decepción bastante berreta.
"Fuimos re manija al estreno y resultó una pichicata mal, efectos de cartón y un guion que daba sueño. Encima pagamos la entrada carísima, qué bronca."
Piyar
Verbo bien de la Patagonia para decir que encontraste o pillaste algo, a veces de casualidad y a veces después de buscar un rato. Es ese momento de alivio cuando por fin aparece lo que se te había perdido, o cuando te cruzás con alguien justo donde menos lo esperabas. Suena re de acá, simple y efectivo.
"Me volví loco buscando el mate por toda la casa y al final lo piyé atrás del sillón, al lado del control. Encima ya estaba tibio, qué bronca."
¡Qué carne!
Piropo bien de calle para decir que alguien está muy bueno o muy buena, como si fuera un corte de asado que te guiña el ojo desde la parrilla. Es medio bestia, sí, pero se usa en plan halago y con humor. Si lo tirás en confianza, entra. Si no, quedás como un goma.
"¿Viste al nuevo profe de historia? ¡Qué carne! Ahora sí me siento motivado para rendir el parcial, che."
Ser un zumbo
Se dice de alguien que es medio duro para entender, que no caza una aunque se lo expliques con dibujitos. Va con tono de cargada, no tanto de insulto heavy, más bien para marcar que la otra persona está en modo despistado o lento. En Neuquén se escucha y queda bastante pintoresco.
"Dale, zumbo, te dije tres veces que era la otra cuadra y vos igual te fuiste para el lado del río. Después no te quejes, ¿eh?"
Andar pezco
Se dice cuando andás medio atontado, mareado o como desconectado, tipo recién salido de una anestesia o después de dormir mal. También vale para el que está colgado, distraído y no caza una, mirando al vacío. Es bastante neuquino y suena a que el cerebro todavía no prendió.
"Salí del laburo y me fui a comprar pan, pero andaba pezco mal y terminé en la verdulería preguntando por facturas."
Mandarse un ñaco
Se dice cuando alguien se manda una cagada o una macana bastante grande, de esas que te dejan pensando cómo se te ocurrió. Puede ser hacer algo torpe, decir una pavada monumental o mandarte una decisión sin sentido. En Neuquén suena bien de barrio y medio absurdo, y por eso da risa cuando lo tiran en serio.
"El Nico se mandó un ñaco mal: quiso hacer asado en el balcón, se le voló el carbón y terminó pidiéndole disculpas a toda la cuadra."
Tomarse el buque
Se dice cuando alguien se raja de un lugar rápido, sin avisar y con cero ganas de dar explicaciones. Es como “me tomo el palo”, pero con ese toque de “chau, me fui” bien tajante. No hace falta que haya barco ni puerto, es pura imagen. Ideal para escapadas express cuando pinta quilombo.
"Apenas apareció el jefe con cara de pocos amigos, el Nico se tomó el buque y nos dejó pagando con las empanadas en la mano."
Ropa de chango pija
Dicho bien neuquino para hablar del outfit más cheto y fachero que te ponés cuando querés salir a romperla. Es esa ropa de “hoy me visto fino”, aunque sea para ir al boliche de siempre. Se usa en joda, con cariño y un toque de burla, como diciendo: mirá qué elegante te levantaste, campeón.
"Amigo, te pusiste la ropa de chango pija y ahora querés entrar al boliche como si fueras famoso, bajá un cambio que te van a pedir autógrafo."