Es hablar mucho y bonito para convencer, seducir o zafar, aunque estés tirando fruta a dos manos. Puede ser chamuyo romántico en el boliche, chamuyo para venderte algo o chamuyo para safar cuando metiste la pata. No siempre es mala onda, pero suele tener ese toque de verso que da risa.
"Cayó al boliche sin un peso y se puso a chamuyar a la barra para que le fiaran una birra, todo canchero, como si fuera famoso."
En Uruguay se usa para hablarle a alguien con labia, tirando verso y tratando de caerle bien, muchas veces para levantar. No siempre es mentir, más bien es adornar la historia, venderte un poquito y hacerte el canchero. Puede ser chamuyo romántico o puro humo para zafar. Y sí, a veces funciona.
"El loco estuvo chamuyando a la gurisa toda la noche en el boliche, re canchero, pero al final le clavaron el visto y se fue solo pa' casa."
En Argentina, chamuyar es hablar mucho para convencer, seducir o zafar, tirando verso y adornando la historia más de la cuenta. Puede ser chamuyo romántico, chamuyo para venderte algo o chamuyo de bar con los amigos. En Corrientes se escucha igual, bien de mate y río. Y sí, a veces es puro humo, pero entretiene.
"El loco chamuyaba que sacó un dorado gigante en el Paraná, que peleó media hora y que el bicho le guiñó un ojo. Le creímos dos minutos y después le pedimos la foto, obvio."
Chamuyar es el arte sagrado de hablar bonito para convencer a alguien, ya sea para levantar, zafar de un problema o venderte como si fueras lo mejor del barrio. No siempre es mentira, pero siempre tiene un toque de verso y caradurez. En Buenos Aires es casi deporte nacional, y hay gente que vive a puro chamuyo, con bastante estilo, hay que admitirlo.
"Boludo, el chabón chamuyó tanto al portero que al final nos dejó pasar gratis al boliche y encima nos pidió disculpas por la espera."
En Chaco y en buena parte de Argentina, chamuyar es tirar labia: hablar lindo, mucho y rápido para convencer, levantar o zafar de una situación, aunque no haya tanta sustancia detrás. No siempre es mentir, a veces es puro verso con carisma. Si alguien chamuyero te agarra distraído, te vende hasta un paraguas en el desierto.
"En la juntada, Juan se puso a chamuyar y terminó convenciéndonos de que conocía a un extraterrestre del barrio, alto verso."
En Uruguay se usa para hablar de conversar con mucha labia, tirando a verso, ya sea para seducir, convencer o simplemente vender humo con estilo. Puede ser desde un ligoteo suave hasta chamuyo barato que no se cree nadie, pero igual entretiene. Es como hablar mucho, con picardía y encanto, aunque a veces no haya nada muy real detrás.
"Anoche en el boliche me quedé hasta las seis chamuyando a una piba y al final terminamos comiendo panchos en la rambla cagados de risa."
La habilidad de hablar mucho y decir poco, especialmente cuando intentas impresionar o coquetear sin llegar a ninguna parte.
"El Nico dice que ya tiene novia, pero seguro está chamuyando como siempre. ¡Ese sí que es un chamuyero de primera!"
El arte sutil y autóctono de hablar mucho sin decir nada concreto. Una técnica infalible para iniciar conversaciones, llenar silencios incómodos o incluso conquistar corazones desprevenidos.
"Anoche en la fiesta había un tipo que no paraba de chamuyar; me invitó a tomar un tereré contando historias del río que nunca pasaron."
En Argentina se usa para hablar de alguien que te habla y te habla con labia, tirando verso para convencerte de algo, muchas veces sin ser del todo sincero. Puede ser para levantar a alguien, para venderte cualquier cosa o para zafar de una situación. Es como arte callejero de la palabra, a veces brillante y a veces puro humo.
"Boluda, el flaco me chamuyó toda la noche en el boliche, prometió viajes, asado y hasta perro salchicha, pero ni el WhatsApp me pidió al final."
Hablar con mucha labia y habilidad para convencer o engatusar a alguien, especialmente en el terreno amoroso; ¡básicamente hacer arte con la lengua!
"Mirá al Martín, el campeón del chamuyo, se llevó el número de la piba en menos de cinco minutos."