Se dice cuando alguien se mueve rapidito y sin pensarlo dos veces, como quien no se queda cortico ni se pone de perezoso. Es una forma bien de la tierrita para contar que la gente reaccionó de una, con ganas y sin darle tanta vuelta. Sirve para rematar una historia y dejar claro que nadie se quedó mirando.
"Apenas dijeron que regalaban empanadas en la esquina, ni corticos ni perezosos, salimos volados con la monedita y el hambre a mil."