Se suelta cuando ya está todo decidido y no hay manera humana de cambiarlo. Vamos, que no hay remedio, no hay arreglo y te toca apechugar. Sirve para cortar el tema sin dar más vueltas, como un no definitivo pero con sabor castizo. Si te lo dicen, ahórrate el regateo.
"Le pedí a mi madre que me dejara ir al concierto el sábado y me soltó: no hay tutía, mañana madrugas. Encima me quitó el WiFi, para rematar."