Reírse muchísimo, tanto que parece que te vas a romper de tanta risa. Suele pasar cuando escuchas un chiste buenísimo o algo surrealista.
"Ayer en el bar, Juan contó un chiste tan bueno sobre manchegos que nos partimos la caja todos hasta caer al suelo."
Se dice cuando algo te da tanta risa que te desarmás, te doblás y no podés parar. Es como reírte a carcajadas hasta que te duele la panza. Muy de charla entre amigos, para memes, chistes malos que pegan fuerte o situaciones ridículas. Si alguien se parte la caja, ya fue, se perdió.
"Estábamos en lo de Nico viendo reels y el pibe se cayó bailando, me partí la caja mal. Encima lo repitieron diez veces y yo llorando de risa, no daba más."
Se dice cuando alguien se ríe muchísimo, a carcajadas, como si la risa le fuera a romper por dentro. Vamos, que no es una risita fina, es perder la compostura y acabar doblado. Se usa para personas y también para situaciones que te parecen graciosísimas. Y sí, suele venir con lagrimilla incluida.
"En el bar, el Manué se puso a imitar al jefe y nos partimos la caja, casi nos echan por el escándalo."
Se usa cuando alguien se ríe muchísimo, a carcajadas, hasta que le duele la tripa. Es como decir que te estás desternillando de la risa, que no puedes más y casi ni respiras. Muy típica en colegas que se juntan a rajar y a contarse movidas graciosas. Y oye, solo de oírla ya entra la risa.
"Estábamos en la terraza con unas marineras y birras, y cuando Juan empezó a imitar al jefe nos partíamos la caja todo el grupo, casi tiramos las sillas del descojone"