En Chile, además de ser droga dura, también se usa en tono nostálgico para hablar de esos bolígrafos azules viejos que usábamos en el colegio. Eran baratos, escribían fuerte y dejaban la hoja toda manchada. Uno juraba que con eso la letra iba a quedar filete, pero al final quedaba la pura embarrada. Igual tienen su encanto noventero.
"Hermano, me quedé sin lápiz, ¿me pasai tu pasta base? Tengo que terminar esta guía antes que la profe se ponga a tirar anotaciones como loca."