Se dice cuando te pones a charlar con alguien y la conversación se alarga sin darte cuenta, como si hubierais enganchado un hilo y no hubiera manera de soltarlo. Suele ser de charla tranquila, de puerta de casa o de bar, y puede acabar en cotilleo, recuerdos o arreglando el mundo. Muy de pueblo, muy real.
"Iba a dejarle a mi tía un táper y pirarme en cinco minutos, pero nos dio por pegar la hebra en la puerta y acabé cenando y rajando del vecino hasta tarde."
Acción de unirse a una conversación que no va contigo, pero acabas quedándote toda la tarde ´rajando´ con el resto, como si fueras parte del club desde siempre.
"Bajé al bar solo para pedir un café rápido y terminé pegando la hebra, discutiendo sobre quién hace mejor gazpacho hasta que se hizo de noche."