En Mendoza se dice pesarla cuando alguien se queda enganchado con un tema bajón y no para de darle vueltas en la cabeza. Casi siempre es por un mal amor, una cagada que hizo o una rachita de mala suerte. Es como quedarse rumiando lo mismo una y otra vez, bien denso, y la gente alrededor ya está podrida.
"Déjalo ya, Manuel, si seguís pesándola con lo de la Agustina vas a terminar más rayado que disco viejo y ni el vino patero te va a sacar esa cara de velorio."