Apodo medio en broma para alguien con las piernas largas y flacas, de esos que parecen un flamenco andando por la calle. Se suelta entre colegas para vacilar sin mala leche, como diciendo que el otro es puro palo y zancada. No es insulto serio, más bien cachondeo de barrio con cariño.
"Mira al César, el piernocas, que va a zancadas por la cuesta como si tuviera muelles. Luego dice que está cansado y ni se le nota, el tío."