Se dice cuando alguien se está arriesgando bien duro, metiéndose a algo pesado o aventándose una movida sin saber si va a salir bien. Es como decir que está apostando hasta los calzones, o sea, lo último que le queda. Suena chusco, medio bravucón, y queda perfecto para echar carrilla.
"No manches, ¿vas a pedirle aumento al jefe el lunes? Estás rifando los chones bien macizo, luego no digas que no te avisé."