Forma vacilona y cariñosa de llamar a un pata, como si fuera un señorón importante, pero en plan broma. Se usa para bajarle un poco los humos a alguien que se está poniendo muy serio o muy creído, sin mala leche. Suena bien moqueguano y tiene ese toque de confianza de barrio.
"Oe, señor chocherita, ya pues, deja la pose y cae al fulbito, que falta uno y tú te crees gerente."