En el Biobío se usa para hablar de un porrazo épico, un golpe o caída tan brígida que hasta los vecinos se asoman a ver qué pasó. Puede ser por andar muy pasado de revoluciones haciendo deporte, carreteando o simplemente por ser medio pavo. Es de esas caídas que después se cuentan mil veces y todos se cagan de la risa.
"Íbamos bajando el cerro en bici, el Mati se creyó profesional, se lanzó sin casco y se pegó un tacazo tan brígido que hasta el perro del vecino salió a sapear"