Verbo bien porteño para cuando te ponés a pagar todo con la tarjeta, medio sin pensar, como si el límite fuera infinito. Suele pasar en el shopping, en cuotas “sin interés” o cuando ya venís hasta las manos con gastos y aun así le das para adelante. Después llega el resumen y te acomoda las ideas.
"Salí a comprar una remera y volví con zapatillas, perfume y una campera. Tarjeteé todo en 6 cuotas y ahora vivo a mate y arrepentimiento."