Dicho bien de Atacama para cuando a alguien le entra un sueño pesado y traicionero, de esos que te bajan la cortina sin avisar. Es estar cabeceando, medio ido, con la cara pidiendo cama aunque estés parado en la micro o en una silla. Suena chistoso, pero describe perfecto ese sopor mortal.
"Después de patear el desierto, mi primo tenía la pindia brigida y se fue cabeceando hasta que se quedó raja en la silla del comedor."